Me sentía rodeada de enojo,
sin paz y en soledad. Me sentía sin vida, estaba harta de vivir en una montaña rusa emocional; no quería pasar por esto. Pero escuché una voz en medio de tanto ruido; que me dio paz, me llenó de vida. Esa voz era tuya. Me dijiste: Te entiendo, conozco tu dolor, dejate moldear por mis manos, yo sé los planes de bendición que tengo para vos. Volvé a casa, te estuve esperando con los brazos abiertos. Dios puede darle vida a todo lo que parecía haber muerto. Morir para vivir Clara Pereyra Estilógrafos y terminaciones de grafito sobre papel 32×45cm Febrero 2021 |
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octubre 2021
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